viernes, 16 de enero de 2009

Cierre contable del 2008

Autor: Jesús Dublino
Contabilidad
27-11-2008
Este año, creo que me ha sido especialmente complicado seguir el ritmo del número de preguntas, consultas e incidencias de nuestros clientes y amigos, en relación al abrupto salto del PGC.90 al PGC.08, sus repercusiones fiscales evidentes, y sobre todo el enorme esfuerzo puntual efectuado tanto administrativamente como en software e incluso en hardware.
Yo creo que además nos hemos crecido con el castigo….
Y es ahora,……… llegando el final del año cuando, al intentar repasar conceptos para establecer un cierre adecuado al ejercicio y atender a las múltiples finalidades que debería perseguir una expresión contable (la foto en la que salimos o no despeinados….) cuando recuerdo, que se me antoja complicado y cuando me encuentro especialmente sensibilizado, por la dureza de este año 2.008 y especialmente con los tres factores que yo creo importantes para el cierre de este año:
1. Primer ejercicio que se cierra con el nuevo PGC.2008.
2. Mayor relevancia del enfoque financiero por lo que se derive de nuestra imagen y teniendo en cuenta el peso de la crisis en la que estamos inmersos : bajadas de ventas, ralentización de la economía, pérdidas en resultados en lugar de ganancias, carencia de liquidez generalizada, inaccesibilidad de la banca para intentar reenfocar nuestras complicaciones del circulante, amenaza de recesión global, etc.etc.
3. Que vamos a ser “medidos” por todos inmediatamente y por el estado de cuentas que públicamente presentemos, y que dejando de ser un puro trámite pasa a ser nuestra tarjeta de presentación.
Es decir, aparentemente, incluso con cualquier buena foto, ¿lo normal es que nos haga salir despeinados y ………….feos?
….debería perseguir una expresión contable (la foto en la que salimos o no despeinados….)
“…el cierre contable deja de ser quizás un puro trámite y pasa a ser nuestra tarjeta de presentación…..”
VISION GLOBAL
Este año, el cierre debería atender a los diferentes actores con los que nos enfrentamos:
Accionistas o empresas vinculadas. - Dividendos y posicionamiento respecto a que “todos nos sintamos a gusto” con la navegación del 2.008 así como con las perspectivas económicas futuras.
Compañías Aseguradoras de Crédito. - A las que quizás deberíamos remitirles dossier de resultados cuanto antes, para intentar mitigar la baja de nuestro rating de calificación concreta. (siempre en la medida de lo posible).
Bancos y entidades crediticias en general Aquí especial precaución porque el rating de BasileaII, ya funciona en muchas entidades, y simplemente por tener una calificación concreta, ya nos adjudica un volumen de capacidad crediticia y un precio, siendo éste último más alto cuanto más bajo sea nuestro rating, así como también nos limita en la capacidad de crédito. Especial precaución en explicar con abundancia los aspectos cualitativos de nuestra empresa, y no sean sólo datos numéricos los que sitúen la imagen de nuestra compañía (o al menos lo intentemos). Insistimos aquí en la idea del Informe Febrero como herramienta única o complementaria de comunicación.
Empleados y Sindicatos.-Importante como siempre la transparencia de datos, y siendo ellos el EQUIPO de trabajo directo y sensible, que conozcan de primera mano las cifras y la memoria elaborada de la compañía (incluso recurriendo a un “Informe Febrero complementario”.

Proveedores representativos.- ¿Porque no?, informar con nuestros datos básicos a los proveedores más representativos, como acción de transparencia, antes de que ellos mismos, soliciten informes nuestros al Registro Mercantil, o incluso reciban la notificación de la baja de limite de crédito de su compañía aseguradora.

Clientes representativos. - Al igual que en el punto anterior es peligrosa, la no transparencia, y que la percepción del cliente que confía inicialmente en nosotros sus pedidos o incluso sus cantidades a cuenta, sea “no conveniente”.

Hacienda.- Acompañante fijo y obligado de todas las empresas, y al que debemos dar la imagen correcta y transparente de nuestro cierre contable.

Registro Mercantil (Cuentas anuales).- Recordemos aquí especialmente la sensibilidad a dar explicaciones cualitativas más abundantes si cabe que en ejercicios anteriores, por intentar completar o confirmar los datos cuantitativos volcados en balance y en cuenta de pérdidas y ganancias.
RECOMENDACIONES FINALES
Tras sentir en nuestro cogote, las miradas de la visión global del punto anterior, creo que deberíamos proceder a:
• Repasar la check list situada al pie de este artículo
• Valorar el Capital Intelectual de la Compañía y comunicarlo
• Informar de nuestras actuaciones con el Medio Ambiente y RSC
• Valorar con exactitud como quedará la visión financiera de nuestros datos
• Confeccionar si es posible un “Informe Febrero” complementario al Impuesto de Sociedades y a las Cuentas anuales del RM
• Especial atención a los ajustes a realizar por el cambio del PGC.90 al PGC.2008
• Preparar un informe para el accionista, caso de ser necesario y de forma separada, que recoja las desviaciones al Plan Estratégico y Presupuestario, Borrador de intenciones del ejercicio siguiente, Evolución y razonamiento del dividendo que se pretende establecer, y conclusiones respecto de la Imagen Financiera ante terceros, Estabilidad Social, Imagen de Marca, Fondo de Comercio, y otras variables internas o externas dignas de mención.
Jesús Dublino
jarrobajesusdublino.com

viernes, 2 de enero de 2009

Objetivo de las provisiones contables

Fuente: Gerencie.com

Aquí hemos hablado bastante sobre las diferentes provisiones contables, y nos han preguntado mucho sobre cuál es el objetivo de esas provisiones, así que trataremos de explicarlo.
Empecemos por la definición que hace la Real academia de la lengua española del término provisión:
(…)
2. f. Prevención de mantenimientos, caudales u otras cosas que se ponen en alguna parte para cuando hagan falta.
(…)
De aquí se desprende que la provisión busca prever una cosa para cuando haga falta, que llevado al tema contable, esa cosa no es otra que los recursos, de modo que la provisión tiene por objetivo prever unos recursos para cuando hagan falta, para cuando se necesiten para cumplir una obligación o compromiso.
La empresa se enfrenta a una serie de erogaciones futuras, y como el futuro es incierto, es preciso prever los recursos para cubrir esas erogaciones.
La empresa, así como genera dinero así mismo lo gasta, y es muy probable que al llegar el momento de cumplir con una obligación, la empresa no disponga del dinero necesario.
Es por eso que en el pasivo se crean las provisiones para las diferentes obligaciones futuras de la empresa, como son obligaciones laborales, fiscales o demandas judiciales.
Al crear la provisión, el valor correspondiente se lleva al gasto, y bien sabemos que el gasto disminuye los ingresos para obtener la utilidad de la empresa.
En la medida en que se crean las provisiones, el gasto se incremente y la utilidad se disminuye, de modo que la empresa protege su patrimonio debido a que salen menos recursos por distribución de utilidades o incluso por el pago de impuestos.
Si no se hicieran las provisiones, la empresa distribuye más utilidades, dinero que puede hacer falta para cubrir ciertas obligaciones.
Hay que hacer lo posible para que salga menos dinero de la empresa, puesto que la operatividad de la empresa, y hasta su capacidad de expansión, depende de la disponibilidad de recursos, de modo que hay que evitar en lo posible la salida innecesaria de dinero, y una de las formas de hacerlo, es precisamente creando las provisiones necesarias.

¿Qué es la provisión de cartera?

El tema de la provisión de carera es uno de los más recurridos en Gerencie.com, por lo que trataremos de explicar de qué se trata la provisión de cartera.
En primer lugar trataremos de definir de una forma muy general lo que es cartera. La cartera son las deudas que los clientes tienen con nuestra empresa, y están originadas en las ventas que se hacen a crédito o como popularmente las conocemos, ventas fiadas.
Existe un riesgo normal que algunos clientes no paguen sus deudas. No falta el cliente que quiera vivir a costas del comerciante o empresario, así que estas personas no pagarán sus deudas a la empresa, por lo que éstas perderán esos recursos.
Lo que busca la provisión de cartera, es precisamente prever y reconocer ese riesgo constante de perder parte de lo vendido a crédito, de no poder recuperar esa cartera, de no poder cobrar esas deudas.
Así que la empresa, mensualmente hace una provisión sobre el valor total de la cartera. En Colombia existen dos métodos para el cálculo de la provisión de cartera: el método general y el método individual..
El valor provisionado disminuye el valor de la cartera y se reconoce como gasto, de modo que su contabilización será un crédito a la cuenta provisión de cartera y un debito a la cuenta de gastos.
La importancia que tiene la provisión de cartera, radica principalmente en que permite depurar lo que la empresa en realidad tiene. Permite determinar con exactitud qué es lo que le empresa efectivamente puede cobrar de sus deudas; y la parte que no se pueda cobrar, se lleva como un gasto, lo cual afecta directamente los resultados del ejercicio, es decir, disminuye la utilidad en el valor que los clientes no pagan, que es el valor provisionado.
Si no se hiciera la respectiva provisión de cartera, los estados financieros mostrarían unos valores irreales, puesto que mostraría unas cuentas por cobrar que si bien son reales, jamás se podrán cobrar, por lo que se estaría presentando una información contable inexacta, se estaría mostrando algo de que la empresa nunca podrá disponer.

Contabilización de la provisión de cartera

La contabilización de la provisión de cartera se hace mediante un débito al gasto por provisión y un crédito a la cuenta provisión del activo.
La provisión de cartera es el reconocimiento de las deudas de difícil cobro, aquellas que se consideran que no será posible recuperarlas, por tanto constituyen un gasto para la empresa, que entrará a disminuir la utilidad de la misma.
Es por esta razón que la provisión de cartera se contabiliza como un gasto, en la cuenta 51910.
La provisión de cartera disminuye las cuentas por cobrar en el valor que se provisione, puesto que la provisión es la consecuencia de reconocer que no es posible cobrar una cuenta o parte de ella, razón por la que la cuenta por cobrar se tiene que disminuir, pues no tiene objeto tener registrado un valor en la contabilidad que no será posible cobrar. Es por eso que en el activo, la provisión se registra en el lado crédito de la cuenta.
Pues bien, el registro contable de la provisión es el siguiente:

Cuenta Debito Crédito
519910 100.000
139905 100.000

La contabilización de la provisión se realiza mediante una nota de contabilidad que es un documento interno de la empresa.
La provisión de cartera se puede hacer mensual, semestral o mensual, pero por costumbre, se hace anual, cuando se puede determinar con mayor facilidad los días de mora de cada cuenta.

Contabilización de la recuperación de cartera provisionada

Cuando una cartera, después de haber sido provisionada se recupera, su contabilización tiene dos tratamientos, dependiendo del periodo en que fue realizada la provisión.
Si la recuperación de la cartera provisionada, corresponde a una cartera que se ha sido provisionada en el mismo periodo o año, simplemente se revierte el asiendo inicial.
Si la recuperación de la cartera provisionada corresponde a una provisión realizada en un periodo o año anterior, se debe contabilizar como un ingreso.
Cuando se realiza una provisión, la contabilización es:
Cuenta Debito Crédito
519910 1.000.000
139905 1.000.000
Supongamos ahora que en el mismo año la empresa recupera $500.000 de la cartera provisionada.
La contabilización de esa recuperación será:
Cuenta Debito Crédito
139905 500.000
519910 500.000
En principio, acreditar una cuenta de gastos no parece una decisión acertada, pero el decreto 2650 o plan único de cuentas para comerciantes, en la dinámica de la cuenta 5199 contempla:
(…)
CREDITOS
a. Por el valor de las reversiones de las provisiones excesivas o indebidas cuando correspondan al mismo ejercicio.
b. Por la cancelación del saldo al cierre del ejercicio.
Se observa con claridad que al tratarse de provisiones del mismo año, se debe revertir la cuenta de gastos por provisión.
Ahora supongamos que en el siguiente año se recupera el resto de cartera provisionada, es decir, los $500.000 restantes.
La contabilización, por corresponder a una cartera provisionada un periodo diferente, se debe contabilizar de la siguiente manera:
Cuenta Debito Crédito
139905 500.000
425035 500.000
En este caso, la recuperación de cartera se convierte en ingreso, ingreso que debe ser declarado como gravado con el impuesto de renta.

Responsabilidades de los auxiliares contables

Fuente: Gerencie.com

Los auxiliares contables que por lo general son estudiantes de contabilidad o de contaduría, pueden tener algunas responsabilidades relacionadas con las actividades que desarrollan.
Si bien es cierto que las responsabilidad relacionada con la contabilidad recae sobre el contador público, revisor fiscal y representante legal quienes los que firman los estados financieros e informes con destino a las diferentes entidades estatales de control, en algunos casos los auxiliares de contabilidad que colaboraron en la preparación y elaboración de los libros e informes, deban asumir alguna responsabilidad por sus actuaciones.
Cuando una auxiliar contable actúa incorrectamente y además lo hace con dolo, le puede acarrear una responsabilidad penal o civil, puesto que si su actuación ilegal dolosa causa perjuicios a terceros, es apenas natural que deba responder por ello.
De otra parte, si el auxiliar contable en el ejercicios de sus funciones comete faltas consideradas graves a la ética profesional, se le podrá dar aplicación al artículo 7 de la ley 145 de 1960 que aún sigue vigente, según el cual no podrá ser inscrito como contador público la persona que a juicio de la junta central de contadores, haya cometido falta grave contra la ética profesional, sanción que sin duda puede ser la más grave por cuanto le imposibilita ser Contador público algún día.
Así las cosas, si bien el auxiliar contable no es el responsable directo por las obligaciones relacionadas con la contabilidad, el cometer actos ilegales, anti éticos o inmorales relacionados con las actividades propias de la contabilidad, sí le puede acarrear una serie de responsabilidades que deberá asumir.
En consecuencia, siempre que se desarrolle una actividad contable, debe tratarse de ceñirse a los principio de contabilidad generalmente aceptados y demás normas que regulan la actividad contable, sin importar si se es o no contador público.
Ahora que si el auxiliar contable es un contador público, la responsabilidad podría ser mayor por la connotación que debe tener la titularidad de una tarjeta profesional.

Es responsabilidad del contador que la contabilidad se lleve en debida forma
Es responsabilidad el contador público, que la contabilidad sea llevada en debida forma, con el cumplimiento de los principios generales de contabilidad.
Aunque esto parece obvio, cuando se desarrollan auditorías o se investiga el porqué de problemas tributarios, laborales, comerciales y de otro tipo, nos encontramos con que se han cometido graves errores en la contabilización de algunos hechos económicos, y esto se da sólo cuando el responsable de la contabilidad no le da la suficiente importancia a la forma como se está llevando la contabilidad en la empresa.
El numeral 4 del artículo 8 de la ley 43 de 1990, dice que los contadores públicos están obligados a vigilar que el registro de la información contable se fundamente en principios de contabilidad generalmente aceptados en Colombia.
Nótese que se trata de una obligación legal, el estar pendiente de que la contabilidad se lleve en debida forma, así no sea el contador quien directamente se encargue de registrar la información contable, pero es su responsabilidad asegurarse de que quien lo haga, lo haga bien.
Muchos de los problemas de la empresa tienen origen en errores contables, y en estos casos, el único responsable es el contador público encargado de la contabilidad de la empresa.
Si bien el representante legal es responsable en la medida en que firma los estados financieros, la responsabilidad por el tratamiento técnico de la información contable es del contador, quien es el profesional idóneo llamado a realizar esa tarea, razón por la cual la misma ley le ha impuesto la obligación de verificar que todo lo relacionado con la contabilidad se realice en cumplimiento de las normas legales.
Esta obligación del contador es tan olvidada o ignorada por muchos contadores, que con toda seguridad ha sido una de las causas por las que la sociedad y el empresario hoy miren al contador más como una obligación o gasto, que como una valiosa herramienta para la correcta toma de decisiones.

INDICE DE LIQUIDEZ

Fuente: Gerencie.com

El índice de liquidez es uno de los elementos más importantes en las finanzas de una empresa, por cuando indica la disponibilidad de liquidez de que dispone la empresa.
La operatividad de la empresa depende de la liquidez que tenga la empresa para cumplir con sus obligaciones financieras, con sus proveedores, con sus empleados, con la capacidad que tenga para renovar su tecnología, para ampliar su capacidad industrial, para adquirir materia prima, etc.
Es por eso que la empresa requiere medir con más o menos exactitud su verdadera capacidad financiera para respaldar todas sus necesidades y obligaciones.
Para determinar el índice de liquidez, existe una serie de indicadores a saber:
 Capital de trabajo
 Prueba ácida
 Razón corriente
Estos indicadores evaluados conjuntamente con otros indicadores de cómo es el caso de los indicadores endeudamiento o de rentabilidad, permiten tener un conocimiento más o menos real de la verdadera capacidad de la empresa para cumplir con sus actuales obligaciones o para adquirir nuevos compromisos.
Conocer la liquidez de una empresa es importante tanto para la administración de la misma como para los terceros que estén interesados en invertir en ella, e inclusive para las entidades de control del estado.
La determinación de la liquidez de la empresa es parte integral de las proyecciones financieras y presupuestales de cualquier empresa, puesto que sin el conocimiento cierto de la capacidad de la empresa para generar un determinado flujo de efectivo, es imposible hacer cualquier proyección, o de iniciar cualquier proyecto futuro y en esas condiciones sería arriesgado e irresponsable asumir compromisos sin la cereza de poder cumplirlos.
Es interesante ver como, por ejemplo, la determinación de la liquidez de la empresa está íntimamente ligada a el nivel de ventas, al índice de rentabilidad, a la rotación de cartera, de inventarios, etc.
La empresa no se puede analizar aisladamente en sus componentes, sino que deben integrarse todos sus departamentos y secciones, debe analizarse la estructura financiera como un conjunto superior integrado por pequeñas partes, y el índice de liquidez es solo una de esas pequeñas partes.

CAPITAL DE TRABAJO

La definición más básica de capital de trabajo lo considera como aquellos recursos que requiere la empresa para poder operar. En este sentido el capital de trabajo es lo que comúnmente conocemos activo corriente. (Efectivo, inversiones a corto plazo, cartera e inventarios).
La empresa para poder operar, requiere de recursos para cubrir necesidades de insumos, materia prima, mano de obra, reposición de activos fijos, etc. Estos recursos deben estar disponibles a corto plazo para cubrir las necesidades de la empresa a tiempo.
Para determinar el capital de trabajo de una forma mas objetiva, se debe restar de los Activos corrientes, los pasivos corrientes. De esta forma obtenemos lo que se llama el capital de trabajo neto contable. Esto supone determinar con cuantos recursos cuenta la empresa para operar si se pagan todos los pasivos a corto plazo.
La formula para determinar el capital de trabajo neto contable, tiene gran relación con una de las razones de liquidez llamada razón corriente, la cual se determina dividiendo el activo corriente entre el pasivo corriente, y se busca que la relación como mínimo sea de 1:1, puesto que significa que por cada peso que tiene la empresa debe un peso.
Una razón corriente de 1:1 significa un capital de trabajo = 0, lo que nos indica que la razón corriente siempre debe ser superior a 1. Claro esta que si es igual a 1 o inferior a 1 no significa que la empresa no pueda operar, de hecho hay muchas empresas que operan con un capital de trabajo de 0 e inclusive inferior. El hecho de tener un capital de trabajo 0 no significa que no tenga recursos, solo significa que sus pasivos corrientes son superiores a sus activos corrientes, y es posible que sus activos corrientes sean suficientes para operar, lo que sucede es que, al ser los pasivos corrientes iguales o superiores al los activos corrientes, se corre un alto riesgo de sufrir de iliquidez, en la medida en que las exigencias de los pasivos corrientes no alcancen a ser cubiertas por los activos corrientes, o por el flujo de caja generado por los activos corrientes.
Ante tal situación, en la que le flujo de caja generado por los activos corrientes no pueda cubrir las obligaciones a corto plazo y para cubrir las necesidades de capital de trabajo, se requiere financiar esta iliquidez, lo que se puede hacer mediante capitalización por los socios o mediante adquisición de nuevos pasivos, solución no muy adecuada puesto que acentuaría la causa del problema y se convertiría en una especie de circulo vicioso.
El capital de trabajo y el flujo de caja.
El capital de trabajo tiene relación directa con la capacidad de la empresa de genera flujo de caja. El flujo de caja o efectivo, que la empresa genere será el que se encargue de mantener o de incrementar el capital de trabajo.
La capacidad que tenga la empresa de generar efectivo con una menor inversión o u una menor utilización de activos, tiene gran efecto en el capital de trabajo. Es el flujo de caja generado por la empresa el que genera los recursos para operar la empresa, para reponer los activos, para pagar la deuda y para distribuir utilidades a los socios.
Una eficiente generación de recursos garantiza la solvencia de la empresa para poder asumir los compromisos actuales y proyectar futuras inversiones sin necesidad de recurrir a financiamiento de los socios o de terceros. El flujo de caja de la empresa debe ser suficiente par mantener el capital de trabajo, para reponer activos, para atender las costos de los pasivos, y lo más importante; para distribuir utilidades a los socios de la empresa. (Vea: Flujo de caja libre)
Capital de trabajo neto operativo.
El capital de trabajo neto operativo comprende un concepto mucho mas profundo que el concepto contable de capital de trabajo, y en este se considera única y exclusivamente los activos que directamente intervienen en la generación de recursos, menos las cuentas por pagar. Para esto se excluyen las partidas de efectivo e inversiones a corto plazo.
En primer lugar, se supone que el efectivo en una empresa debe ser lo menos posible, debe aproximarse a cero, ya que el efectivo no genera rentabilidad alguna. Tener grandes sumas de disponible es un error financiero. Una empresa no se puede dar el lujo de tener una cantidad considerable de efectivo ocioso cuando puede invertirlo en un activo que genere alguna rentabilidad como los inventarios, activos fijos, o el pago de los pasivos que por su naturaleza siempre generan altos costos financieros.
El capital de trabajo neto operativo, es la suma de Inventarios y cartera, menos las cuentas por pagar.
Básicamente, la empresa gira en torno a estos tres elementos. La empresa compra a crédito los inventarios, eso genera cuentas por pagar. Luego esos Inventarios los vende a crédito, lo cual genera la cartera.
La administración eficaz y eficiente de estos tres elementos, es lo que asegura un comportamiento seguro del capital de trabajo.
La empresa debe tener políticas claras para cada uno de estos elementos. Respecto a los inventarios, estos deben ser solo los necesarios para asegurar una producción continua, pero no demasiados porque significaría inmovilizar una cantidad de recursos representados en Inventarios almacenados a la espera de ser realizados. (Vea Producción justo a tiempo).
Respecto a la cartera, y entendiendo que esta representa buena parte de los recursos de la empresa en manos de clientes, debe tener políticas optimas de gestión y cobro, y en cuanto al plazo que se da a los clientes, este debe estar acorde con las necesidades financieras y los costos financieros que pueda tener la empresa por tener recursos sobre los cuales no puede disponer y que no están generando rentabilidad alguna, a no ser que se adopte una política de financiación que ofrezca un rendimiento superior al costo financiero que generarían esos mismos recursos.
En cuanto a la política de cuentas por pagar, por su costo financiero, debe ser muy sana. Caso contrario que se debe dar en la cartera, en las cuentas por pagar, entre mas plazo se consiga para pagar las obligaciones, mucho mejor. Igual con los costos financieros, entre menor sea la financiación mas positivo para las finanzas de la empresa. La financiación y los plazos son básicamente los principales elementos que se deben tener en cuenta en el manejo de las cuentas por pagar.
Debe haber concordancia entre las políticas de cartera y cuentas por pagar. No es recomendable por ejemplo, que las cuentas por pagar se pacten a 60 días y la cartera a 90 días. Esto generaría un desequilibrio en el capital de trabajo de 30 días. La empresa tendría que financiar con capital de trabajo extra esos 30 días. Igual sucede con la financiación. Si el proveedor cobra un 1% de financiación y al cliente solo se le cobra un 0.5% o no se le cobra, se presenta un desfase entre lo pagado con lo ganado, lo cual tendría que ser compensado con recursos extras de la empresa.
Cualquier política que afecte el capital de trabajo, conlleva a que ese capital afectado debe financiarse o reponerse, lo que solo se posible hacerlo de tres forma; ser generado por la misma empresa; financiado por los socios o financiado por terceros.
Lo ideal es que la empresa este en condiciones de generar los suficientes recursos para cubrir todos estos eventos relacionados con el mantenimiento y crecimiento del trabajo. Pero se debe tener presente que muchas veces, con solo administrar eficazmente los elementos que intervienen en el capital de trabajo es suficiente.
A manera de ejemplo, una forma de aumentar el Flujo de caja libre puede ser simplemente administrando mejor los costos de producción, o implementando una política de gestión de cartera mas eficiente. Esto puede ser suficiente para conservar el capital de trabajo sin necesidad de recurrir a mayores inversiones las que requieren financiación de terceros o mayores aportes de los socios.
Como se puede observar, el concepto de capital de trabajo es mucho más que un conjunto de recursos a disposición de la empresa; es además, la manera como se debe administrar ese conjunto de recursos y elementos participantes en la generación del capital e trabajo.

PRUEBA ACIDA

La prueba ácida es uno de los indicadores financieros utilizados para medir la liquidez de una empresa, para medir su capacidad de pago.
Uno de los elementos más importantes y quizás contradictorios de la estructura financiera de la empresa es la disponibilidad de recursos para cubrir los pasivos a corto plazo.
Se considera de gran importancia que la empresa disponga de los recursos necesarios en el supuesto que los acreedores exijan los pasivos de un momento a otro.
Por lo tanto, la empresa debe garantizas que en una eventualidad así, se disponga de los recursos sin tener que recurrir a financiamiento adicional, precisamente para cubrir un pasivo.
Para determinar la disponibilidad de recursos que posee la empresa para cubrir los pasivos a corto plazo, se recurre a la prueba ácida, la cual determina la capacidad de pago de la empresa sin la necesidad de realizar sus inventarios.
La disponibilidad de efectivo o bienes y derechos fácilmente convertibles en efectivo de la empresa está representada por el efectivo, las inversiones a corto plazo, la cartera y los inventarios.
La prueba ácida excluye los inventarios, por lo que solo se tiene en cuenta la cartera, el efectivo y algunas inversiones.
La razón por la que se excluyen los inventarios, es porque se supone que la empresa no debe estar supeditada a la venta de sus inventarios para poder pagar sus deudas. Esto es especialmente importante en aquellas empresas en la que sus inventarios no son de fácil realización o en empresas en decaimiento comercial, que por su situación no pueden garantizar una oportuna venta, por lo que tampoco podrán garantizar un oportuno pago de sus deudas si están “garantizadas” con inventarios.
Fórmula para calcular la prueba ácida
PA = (Activo corriente – Inventarios)/Pasivo corriente
Supongamos un activo corriente de 10.000, unos inventarios de 6.000 y un pasivo corriente de 5.000.
Tendríamos entonces
(10.000-6.000)/5.000 = 0.8
Quiere decir esto que por cada peso que debe la empresa, dispone de 80 centavos para pagarlo, es decir que no estaría en condiciones de pagar la totalidad de sus pasivos a corto plazo sin vender sus mercancías.
Se supone que el resultado ideal sería la relación 1:1, un peso que se debe y un peso que se tiene para pagar, esto garantizaría el pago de la deuda a corto plazo y llenaría de confianza a cualquier acreedor.
No quiere decir esto que si la relación es inferior a 1, sea un resultado negativo, puesto que existen muchas variables más que inciden en la capacidad de pago real. Cada empresa y cada sector económico se comportan de forma diferente y pueden sortear de forma más o menos eficientes situaciones de exigencia de liquidez.
La contradicción del índice de liquidez
Se espera que entre mayor sea el índice de liquidez, mayor sea la solidez y capacidad de pago de la empresa, pero sucede que para que la empresa tenga una buena liquidez debe disponer de un activo corriente elevado, lo cual puede no ser lo mas conveniente.
En el caso de la prueba ácida, esta se basa en la existencia de suficientes recursos en efectivo, inversiones temporales y cartera, pero sabemos que estos recursos no generan rentabilidad para la empresa.
Tener plata en efectivo, o tener recursos en una cuenta bancaria, que en lugar de pagar rendimientos lo que hace es cobrar cuotas de manejos y demás conceptos que al final hacen que los escasos rendimientos reconocidos sean absorbidos por dichos costos, implica tener una rentabilidad nula.
Igual sucede con la cartera. La cartera es un rubro que por lo general no genera rentabilidad alguna. Las mercancías se entregan a los clientes a crédito sin cobrarles una financiación, por tanto entre mayor sea la cartera, mayor serán los recursos inmovilizados que no contribuyen a generar renta, de ahí la gran importancia de realizar una buena gestión de cartera.
Implica entonces que una alta liquidez es sinónimo a la vez de recursos inmovilizados, no rentabilizados, lo cual es apneas lógico, puesto que la liquidez en el contexto aquí tratado, no es otra cosa que tener plata guardada para pagar unos pasivos, plata que no se podrá invertir en activos productivos, por esperar un supuesto [que los acreedores cobren] que tal vez nunca suceda.
Puede ser mucho mas rentable tener poca liquidez, pero en cambio invertir los recursos en activos productivos que generen la suficiente rentabilidad que permitan un mayor dinamismo en la empresa, lo que al final de cuentas es lo que fortalece las finanzas de la empresa. La alternativa no es tener plata debajo del colchón para cubrir eventualidades, la alternativa es invertir los recursos de la empresa en activos que generen la mayor rentabilidad posible.
Lo anterior no puede claro está, afectar el capital de trabajo necesario para operar la empresa, el cual si debe garantizarse. Sin capital de trabajo el funcionamiento de la empresa se puede ver comprometido.

RAZON CORRIENTE

La razón corriente es uno de los indicadores financieros que nos permite determinar el índice de liquidez de una empresa.
La razón corriente indica la capacidad que tiene la empresa para cumplir con sus obligaciones financieras, deudas o pasivos a corto plazo.
Para determinar la razón corriente se toma el activo corriente y se divide por el pasivo corriente [Activo corriente/Pasivo corriente].
Al dividir el activo corriente entre el pasivo corriente, sabremos cuantos activos corrientes tendremos para cubrir o respaldar esos pasivos exigibles a corto plazo.
Supongamos que una empresa tiene $10.000.000 de activos corrientes y tiene $4.000.000 de pasivos corrientes. Aplicando la fórmula tendremos:
10.000.000/4.000.000 = 2.5.
Esto quiere decir que la empresa por cada peso que debe, tiene 2.5 pesos para pagar o respaldar esa deuda.
Como se observa, este dato es muy interesante para determinar la capacidad de pago que se tiene. Entre mayor sea la razón resultante, mayor solvencia y capacidad de pago se tiene, lo cual es una garantía tanto para la empresa de que no tendrá problemas para pagar sus deudas, como para sus acreedores, puesto estos que tendrán certeza de que su inversión no se perderá, que está garantizada.
Es preciso aclarar que este indicado por sí solo no nos dice mucho, puesto que si bien se muestra la cantidad de activos que en un momento dado la empresa tiene para respaldar sus pasivos a corto plazo, no garantiza que estos activos puedan significar un flujo de efectivo suficiente para cumplir con sus obligaciones.
Este punto es importante, puesto que muchos activos corrientes no siempre garantizan recursos suficientes para pagar una deuda, sino que es necesario que esos activos se puedan realizar efectivamente, que tengan una alta rotación, es decir, que puedan generar un flujo de dinero constante que asegure a la empresa poder cumplir oportunamente con sus pagos.
En la eventualidad de que esos activos corrientes [por suficientes que sean] no se puedan vender para pagar los pasivos, existe la última alternativa de entregarlos a los proveedores y acreedores como pago, es decir, hacer un pago en especie, solución que no conviene a ninguna de las parte, razón por la cual la verdadera capacidad de pago debe medirse con una serie de indicadores complementarios.

AÑADEN LAS PARTIDAS EXTRAORDINARIAS CALIDAD AL RESULTADO ?

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Laura Parte-Esteban1
Universidad Nacional de Educación a Distancia
lparte@cee.uned.es
José Antonio Gonzalo Angulo
Universidad de Alcalá
joseagonzalo@uah.es

Laura Parte -Esteban y José Antonio Gonzalo-Angulo
UNIVERSIA BUSINESS REVIEW | se gun do TRIMESTRE 2008 | ISSN: 1698-5117

RESUMEN del artículo
En este artículo se reflexiona sobre las causas que originan la aparición de las partidas extraordinarias en los estados financieros, así como las principales consecuencias que su divulgación desencadena en el mercado y las implicaciones para la toma de decisiones por parte de los diferentes usuarios de la información financiera. La adaptación de la normativa española a la del IASB supone la desaparición del apartado que recogía las partidas extraordinarias, que no figuran como tales, pero se manifiestan en otras partidas del estado de resultados y, por tanto, los administradores no tendrán que cambiar sus hábitos actuales, pero muy probablemente hayan de adaptarlos a las nuevas circunstancias para conseguir efectos parecidos a los obtenidos en el pasado.

1. INTRODUCCIÓN
Las partidas extraordinarias, especiales, excepcionales, no recurrentes o atípicas han estado siempre presentes en los estados financieros de las compañías. Los organismos reguladores conscientemente han habilitado para esta categoría de resultados un apartado residual y secundario en relación con otros tipos de ingresos y gastos, denominados ordinarios, pero la práctica real de las empresas indica, en muchas ocasiones, la situación contraria. Las partidas extraordinarias han sido utilizadas para domeñar el resultado a favor de intereses de los administradores de las empresas, esto es, dependiendo de las apetencias del momento se utilizaban para aislar los resultados no deseados o para redondear la cifra de resultados divulgada.
Posiblemente por esta ductibilidad, al servicio de los más variados objetivos informativos, han sido descartadas por el momento en las normas contables, por ejemplo de las Normas Internacionales de Información Financiera o del Plan General de Contabilidad español promulgado en 2007 (PGC-2007), que ya no contemplan como antaño una división del resultado empresarial en una parte ordinaria y otra extraordinaria.
El tratamiento de las partidas extraordinarias ha constituido intensos debates por parte de académicos, profesionales financieros y contables.
Los administradores han obtenido múltiples satisfacciones con el uso de este tipo de instrumentos, pero los auditores, analistas e inversores constantemente han demandado que se aclaren los nubarrones que provocan estos sucesos cada vez que su nombre aparece y su cifra es relevante en los estados financieros. La comunidad académica ha tratado de conciliar la postura de las partes implicadas, fomentando el estudio de esta tipología de ingresos y gastos (véase Cuadro 1).
Aunque estén en trance de desaparecer como tales, las partidas extraordinarias han jugado un papel preponderante en la conformación de la información financiera, en la auditoría y en el análisis de la misma en los últimos cincuenta años. En este artículo se aborda la problemática de las partidas extraordinarias desde distintas perspectivas y se reflexiona sobre las causas que originan su aparición en los estados financieros, así como las principales consecuencias que su registro desencadena en el mercado y las implicaciones para los diferentes usuarios de la información financiera, evaluando el estado de la cuestión desde tres ángulos: planteamiento normativo, el maquillaje del resultado y la respuesta del mercado ante dichas partidas.
La conclusión a la que se puede llegar es que las posibilidades de manejo de la información del resultado no han sido totalmente anuladas prohibiendo las partidas extraordinarias, ya que probablemente seguirán apareciendo, más o menos camufladas con otros nombres, en los estados contables de las empresas, aunque el mercado sepa filtrar la información por encima de los intentos de “gestión del resultado” que los administradores puedan practicar.

2. Planteamientos normativos: la regulación de las partidas extraordinaras

Cuadro 1: Características y efectos de las partidas extraordinarias
Leyenda en contabilidad
Partidas contables de segundo orden
Intensos debates en distintos periodos temporales
Variable contable especial por sus características
Implicaciones para un amplio conjunto de usuarios

Desde el nacimiento de la normalización contable de cada país, tal y como lo entendemos hoy, un tema controvertido y sujeto continuamente a modificaciones ha sido el de los resultados extraordinarios.
En las décadas de los cincuenta y sesenta, cuando en la emisión de principios contables primaba el enfoque de ingresos-gastos frente al actual de activos y pasivos, el esclarecimiento del tratamiento de los resultados extraordinarios, así como su ubicación en la cuenta de pérdidas y ganancias ha sido uno de los temas favoritos de discusión por parte de la doctrina contable.
La imprecisión de las disposiciones contables en la definición de resultado extraordinario proporcionaba un amplio poder gerencial para calificar determinadas transacciones ocurridas en el seno de la entidad y los usuarios de la información financiera demandaban continuamente una regulación clara de estos sucesos. El objetivo de los reguladores era facilitar en todo caso la comprensión y la interpretación de la cuenta de pérdidas y ganancias, pero el efecto conseguido no siempre ha sido el deseado.
Una serie de razones de peso justificaban, desde antiguo, la segregación de las partidas extraordinarias del resto de componentes: a) mejorar la predicción empresarial excluyendo componentes no repetitivos, porque las partidas extraordinarias eran atípicas e infrecuentes; b) posibilitar la evaluación de la eficiencia ordinaria de la dirección; c) propiciar la comparabilidad con ejercicios previos; d) facilitar el análisis económico y financiero de la entidad; e) velar por la calidad del resultado del ejercicio, etc.
En España, la vaguedad de la normativa contable en el registro de las partidas extraordinarias, hasta la promulgación del PGC-07, ha hecho sencillo y obligado su tránsito por el estado de resultados, los cuales se dividían, en plano de igualdad para su consideración, en ordinarios
y extraordinarios. No sucede lo mismo en los países anglosajones como Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda o Australia, que hace tiempo percibieron el problema que esta tipología de ingresos y gastos estaba ocasionando en la práctica empresarial, y emprendieron severas políticas que limitarían al máximo su aparición.
En estos países la restricción conceptual de los extraordinarios vino acompañada de la habilitación de apartados próximos como son las partidas especiales, excepcionales, atípicas, anormales, aunque cada uno de ellos puede presentar rasgos diferenciadores. De la misma forma, en el vigente PGC-07 las antiguas partidas extraordinarias se clasifican, según su origen, entre los resultados de las operaciones interrumpidas (en su caso), una partida de los resultados de explotación que recoge los deterioros de valor (y su reversión) junto con los resultados por enajenación de elementos del inmovilizado y una partida residual que, dentro del epígrafe de otros resultados de la explotación, recoge los gastos e ingresos excepcionales (multas, sanciones, etc.).
Llegados a este punto posiblemente el lector puede preguntarse: ¿Por qué los organismos reguladores de referencia han restringido el número de sucesos que pueden calificarse de extraordinarios? ¿Qué problemas ocasionan en la práctica empresarial? ¿Se encuentran los usuarios de la información financiera desprotegidos ante la emisión de esta tipología de partidas? Los dos apartados siguientes pretenden ofrecer algunas respuestas desde el punto de vista de la investigación empírica.
Sin embargo, no terminan aquí las preguntas, porque a pesar de que los organismos reguladores de la contabilidad han desterrado el uso del adjetivo “extraordinario”, los usuarios, profesionales y aficionados, todavía tienen su mente pautada para un análisis que les empuja a dividir los sucesos mostrados en el estado de resultados como normales o anormales, y posiblemente no se hurten a la tentación de seguir aplicando las viejas categorías a los nuevos datos, a pesar de que no aparezca por ningún sitio su descripción como “ordinarios” y “extraordinarios”.
3. El maquillaje del resultado mediante partidas extraordinarias
En el Gráfico 1 se ha realizado una clasificación de las posibilidades que presenta el manejo de los beneficios vía resultados extraordinarios, que son comunes a otras partidas “blandas” de los estados de resultados (amortizaciones, provisiones, variaciones de existencias…), que pueden ser objeto de un cálculo interesado para producir determinados efectos.
El recurso más común, en lo que se refiere a la generación de resultados extraordinarios, es forzar la obtención de ganancias mediante operaciones con terceros, por ejemplo vendiendo títulos de la cartera de control o inmovilizados materiales con plusvalías latentes no reconocidas anteriormente por aplicación del principio de prudencia valorativa. En el contexto normativo del Plan General de Contabilidad español de 1990, ya derogado, el manejo de los resultados extraordinarios podía proceder también de la contabilización de partidas de ejercicios anteriores y de cambios en los criterios contables.

Normalmente son más controlables los beneficios que las pérdidas extraordinarias, ya que en la mayoría de los casos éstas caen fuera del control de la entidad (incendios, accidentes, deterioros del valor…) y se pueden utilizar tanto para realizar pequeños ajustes al resultado (por ejemplo pasar de tener pequeñas pérdidas a dar beneficios o para redondear cifras de resultados positivos a fin de alcanzar cotas de rentabilidad requeridas) o bien grandes ajustes (evitar pérdidas en el ejercicio si los resultados de explotación son negativos, evitar que los beneficios desciendan de niveles previamente alcanzados o, simplemente, provocar una tendencia alcista alisada de las series de resultados).
Las partidas extraordinarias han jugado un papel esencial en dos líneas de investigación: la gestión del resultado y el comportamiento del mercado frente a estas partidas (véase Gráfico 2). En la primera de ellas, los estudios empíricos llevados a cabo desde los años sesenta, en varios países y con muestras de muy diferente origen, confirman que los sucesos extraordinarios y especiales son un instrumento óptimo y adecuado para lograr el alisamiento del beneficio, bien sea porque permiten clasificar resultados del ejercicio a voluntad de quien elabora los estados financieros como ordinarios o extraordinarios, o bien porque hacen posible la distribución de los beneficios de manera artificial entre diversos ejercicios (por ejemplo, Barnea et al. 1975 y 1976, Ronen y Sadan 1975ayb, Beattie et al. 1994, Kinney y Trezevant 1997 y McVay 2006). Del mismo modo, se ha documentado que pueden ser capaces de provocar hundimientos en la cifra del resultado cuando las circunstancias y situaciones de la empresa lo requieren (Walsh et al. 1991, Kinney y Trezevant 1997 y Myers et al. 2006, entre otros).

Ni mucho menos acaban aquí los efectos que esta tipología de sucesos originan en la práctica empresarial, puesto que desde los foros de investigación se documenta que también son eficientes ante situaciones concretas donde es útil la denominada “gestión del resultado” como pueden ser: OPAS, procesos de fusión, planes de opciones sobre acciones para los directivos, etc. También son objeto de sospecha en la búsqueda de nuevos umbrales de rentabilidad (como evitar pérdidas, descensos en resultados y sorpresas negativas) que actualmente acapara la atención de numerosos investigadores dadas las fuertes motivaciones que tienen los administradores para traspasarlos y situarse en regiones más favorables (Marquardt y Wiedman 2004, Myers et al. 2006, Beaver et al. 2007).
Esta evidencia respalda la idea de que las partidas extraordinarias se han utilizado a lo largo del tiempo para ajustar cifras de resultado (al alza o la baja) dependiendo de los intereses de los administradores. Se puede afirmar que el uso de partidas extraordinarias soporta perfectamente los fundamentos oportunistas de la gestión del resultado. Los trabajos empíricos confirman en el peor de los casos su utilización indiscriminada (pero siempre racional) con la finalidad de retocar o maquillar ligeramente la cifra del resultado, para satisfacer intereses particulares de los administradores.
Los usuarios de la información financiera pueden ser engañados si no son capaces de analizar su incidencia y efecto en el resultado.
Cabe añadir que los análisis empíricos que incorporan el efecto de las partidas especiales en amplios periodos temporales, dan cuenta de que el recurso a la utilización de las partidas especiales es más frecuente y habitual de lo esperado en función de sus atributos intrínsecos que las generan. Se puede decir que los administradores están familiarizados con el manejo de este instrumento, que algunos autores denominan de “última hora”, por la posición que ocupan en el itinerario de la formación del resultado.
La política emprendida por los organismos reguladores ha consistido en una restricción máxima de este tipo de partidas con la finalidad de combatir ciertas prácticas de gestión del resultado, así como programar ventas de activos fijos para lograr dirigir el resultado hacia la cifra deseada o más conveniente en cada caso. Con el nuevo planteamiento, el estado de resultados recoge todos los ingresos y gastos, realizados o no realizados.
Por tanto, el elaborador de la información contable pierde algo de poder, pero no todo, sobre una fuente de recursos previamente controlables por él muy interesante y difícilmente detectable desde el exterior.
No obstante, los estudios empíricos relacionados con el gobierno corporativo tienden a probar que la discrecionalidad de los gerentes, en empresas cotizadas, tiende a disminuir cuando funcionan determinados mecanismos como el comité de auditoría o la rotación de los auditores (véase, por ejemplo, Jara y López Iturriaga 2007). Desde luego, estos medios son privativos de las grandes empresas abiertas a los mercados de capitales, pero no existen en las demás.
4. La respuesta del mercado a las partidas extraordinarias
En la línea de investigación del comportamiento del mercado ante las partidas extraordinarias, la información suministrada por ese tipo de partidas de cara a la formación de precios o valores fundamentales de la entidad, queda relegada a un segundo plano en comparación con otros componentes del estado de resultados, denominados permanentes o con alta probabilidad de recurrencia. Parece que el mercado de capitales, a pesar de la utilización sistemática de señales construidas utilizando resultados extraordinarios, hubiera sido insensible a este tipo de resultados.
Sin embargo, no por ello, debe obviarse su estudio y análisis.
Las partidas extraordinarias, bien como componentes individuales, bien como componentes integrantes del resultado transitorio (o no permanente), han formado parte de numerosos estudios que evalúan el efecto que su reconocimiento provoca en los distintos participantes en el mercado. Es habitual, en este tipo de trabajos, desagregar el resultado neto en distintos niveles y analizar la información que cada uno de ellos aporta al mercado.
Se pueden formular una serie de preguntas que han girado alrededor de estos sucesos: ¿Son en su totalidad sucesos transitorios y, por tanto, carentes de contenido informativo? ¿Poseen algún valor relevante? ¿Son válidos para la proyección de los resultados o flujos de caja futuros?
La respuesta a estas preguntas, por parte de los investigadores que evalúan el comportamiento del mercado, presenta una balanza poco concluyente.
Pueden encontrarse evidencias empíricas a favor de la relevancia y contenido informativo de estos sucesos a la par de evidencias que les tachan de erráticos, irrelevantes y ausentes de contenido informativo para el mercado (Elliott y Hanna 1996, Ballas 1999, Giner y Reverte 1999 y Abad et al. 1999, Black et al. 2000, entre otros). Más clara es la postura de calificarlos como sucesos completamente transitorios y concluir que, en todo caso, no llegan ni mucho menos al nivel de relevancia suministrado por los resultados ordinarios. Idéntica conclusión se observa cuando se analiza la contribución de los sucesos no recurrentes en los estudios de predicción (véase, por ejemplo, Giner e Iñiguez 2006).
De otra parte, nociones similares a los extraordinarios como son las partidas especiales, excepcionales y operaciones interrumpidas, que ahora han aparecido también en la normativa española como se ha dicho, presentan diferencias en la investigación empírica. Las pruebas y controles estadísticos revelan grados de persistencia ligeramente por encima que los de las viejas partidas extraordinarias en la explicación del comportamiento del mercado (Ballas 1999). De este modo, parece que la solución adoptada por los reguladores del International Accounting Standards
Board (IASB) y de algunos países individuales entre los que se encuentran los Estados Unidos y España, de habilitar un apartado separado para los sucesos que no cumplen estrictamente las características de los extraordinarios, ha contribuido aunque sea ligeramente a mejorar la información transmitida a los distintos usuarios de la información financiera.
Todas las líneas de investigación sufren de obsolescencia en sus procesos de actuación, metodología aplicada, objetivos, etc., que se tratan de resolver con la incorporación de nuevos enfoques más acordes con la realidad del momento. Las partidas extraordinarias, o como quiera que en cada momento y país se designen, no han perdido posición en la investigación de problemas actuales de comportamiento del mercado, como las conductas de evitar pérdidas o descensos en el resultado, el conservadurismo de la cifra de resultados, la anomalía del mercado o la relevancia de la información financiera a nivel internacional (Atwood y Xie 2005 y Dechow y Ge 2006, entre otros).
En definitiva, el reconocimiento de las partidas extraordinarias tiene repercusiones notables en la valoración de la empresa por el mercado, así como en la toma de decisiones para los distintos usuarios, por lo que, de forma deliberada o no, han conseguido situarse en niveles análogos a los de las partidas ordinarias. La “no recurrencia” y “no habitualidad” han sido armas de doble filo, en manos de los gerentes, para traspasar ingresos y gastos según su conveniencia y lograr gestiones efectivas de resultados e interpretaciones erróneas en el mercado de valores.
5. Reflexiones finales
En este artículo se ha revisado el papel que han jugado los resultados extraordinarios desde tres perspectivas: normalización contable, la gestión del resultado y el comportamiento del mercado. En la última línea de trabajo se ha puesto de manifiesto que los anuncios y la publicación definitiva de resultados extraordinarios no desencadenan reacciones similares en todos los casos.
A la vista de este problema algunos autores consideran necesario proponer modelos específicos para investigar si inducen a modificaciones en el comportamiento del mercado, a fin de aislar el efecto de las mismas en el comportamiento de los precios y las rentabilidades. Una cuestión que ha complicado sustancialmente los resultados obtenidos en los análisis empíricos ha sido el incumplimiento de uno de sus atributos exigidos por la normativa contable, la no recurrencia. Esto es, la reversión de las partidas extraordinarias en la mayoría de las ocasiones no se produce en el periodo esperado, puesto que quizá no sean tan extraordinarias al fin y al cabo, lo que ha ocasionado problemas importantes en la interpretación de los valores y ratios fundamentales de la entidad.
Paralelamente, desde el ángulo de la gestión del resultado se documenta que los sucesos extraordinarios y similares alzan, equilibran o lastran resultados dependiendo de los intereses de los administradores. Además, los análisis constatan que la gerencia no se muestra indiferente a la hora de seleccionar las variables contables para llevar a cabo una gestión eficaz del resultado, sino que existe toda una jerarquía. Las partidas extraordinarias gozan de ciertas ventajas que hacen que estén en el punto de mira. Destaca su generosa regulación, bajo coste y visibilidad, transitoriedad, capacidad de reversión y fiscalidad. En este contexto, cabe preguntarse donde está el pero de su utilización, si es que lo hay. En otras palabras, aunque el mercado no reacciona como cabría esperar de las cifras de resultados extraordinarios, los responsables de la elaboración de los estados financieros siguen mostrando un interés notable por domeñar las cifras que se presentan en los estados de resultados.
Junto a ello, los investigadores contables y financieros consideran que la materialización de una práctica de gestión del resultado puede llevarse a cabo mediante decisiones puramente financieras (maquillaje) o reales (transacciones), siendo las primeras menos visibles de cara a los supervisores y usuarios de la información financiera. Los administradores siguiendo un criterio lógico y racional pueden explotar ambos tipos mediante el empleo de las partidas extraordinarias lo que acentúa la probabilidad de ser seleccionadas por los usuarios, frente a otro tipo de variables, a la hora de ofrecer una imagen del rendimiento de la empresa.
Es lógico pensar que las partidas extraordinarias -tengan el nombre que tengan según los casos- constituyen ciertamente la última oportunidad que tienen los gerentes para no perder basa en un mercado activo en el que mover ficha adelante o atrás puede suponer un sacrificio (o coste de oportunidad) con serias implicaciones en la imagen de la empresa. Si bien el cálculo del resultado contable consiste en la diferencia de unos ingresos y unos gastos, bajo el paraguas de los principios de prudencia y devengo, principalmente, los efectos sociales que provoca la publicación de la cifra final obtenida puede cambiar sustancialmente la imagen de la empresa.
Esto es, puede que en la práctica la configuración del estado de resultados de comienzo con el valor que debe tomar el resultado final a obtener, condicionando los valores del resto de variables contables y, en particular, permitiendo el uso de componentes extraordinarios.
La restricción normativa, en forma de prohibición de utilizar el adjetivo “extraordinario”, implantada en diversos y muy influyentes países de nuestro entorno, como Estados Unidos, Reino Unido, Nueva Zelanda y Canadá, a la vista del problema que ocasionan estos sucesos, en la presentación y comunicación de información financiera, no ha terminado con el problema. El cambio de denominación hacia partidas especiales, excepcionales, partidas no usuales, operaciones interrumpidas, etc., sigue demostrando cierta capacidad tanto para camuflar situaciones desfavorables en la empresa como para deprimir o ensalzar resultados cuando sea necesario.
En consecuencia la propuesta más moderna de los reguladores contables parece que, en parte, sólo ha logrado trasladar el problema a otros apartados de la cuenta o estado de resultados. Especial cuidado tendrán los administradores en buscar atributos similares a los encontrados en las partidas extraordinarias. En España el PGC-07 ha seguido la línea de evitar las partidas extraordinarias, adaptando así la tendencia internacional reflejada, por ejemplo, en las NIIF. En este sentido, se piensa que en España la correcta ubicación de muchos de los sucesos que actualmente se registran en el componente extraordinario en su lugar adecuado, ayudará a mejorar la formación de precios en el mercado así como el carácter predictivo de la actuación empresarial futura. Más complicado será que esta medida sirva para erradicar la práctica de realizar ciertos retoques en el resultado.
A lo largo del tiempo se ha demostrado que la separación entre partidas ordinarias y extraordinarias ha permitido a las empresas gestionar la cifra de resultados y así camuflar, siquiera temporalmente, las situaciones desfavorables para los administradores que rinden cuentas, o bien alisar la tendencia para demostrar regularidad cuando no la había en los resultados declarados.
En la medida en que los sucesos etiquetados de “no recurrentes” continúen produciéndose y mostrando sus efectos en los estados financieros los administradores contarán con cierto margen de maniobra para gestionar el resultado contable. En definitiva, podrá cambiar el nombre de estas partidas, pero eso no impedirá su existencia ni que jueguen un papel importante en la información financiera.

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Notas
1. Autora de contacto: UNED; Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales; Dpto. Economía de la Empresa y Contabilidad; Pº Senda del Rey 11; 28040 Madrid; España
i. Este artículo ha sido financiado por el Plan Nacional de I+D+i a través del proyecto SEJ2007-62215/ECON